A 30 AÑOS DE SU GRABACIÓN
El 4 de mayo de 1995, Charly García y su banda entraron a los estudios Post Edge de MTV para grabar su Unplugged. Esos shows acústicos que producía la cadena de televisión estadounidense en los 90s que se popularizaron especialmente gracias a Nirvana y Eric Clapton.
Con el desembarco de MTV a Latinoamérica, le llegó la posibilidad de grabar en ese formato a artistas nacionales como Soda Stereo y Charly García, entre otros.
El productor argentino Alejandro Pels fue quien le ofreció a Charly revisitar su repertorio y grabar un show en el ciclo. El cantante aceptó inmediatamente. “Es muy difícil que Charly haga algo que le proponen”, dijo el bajista y tecladista Fabián Von Quintiero.
Para el MTV Unplugged, también se sumaron Ulises y Erica Di Salvo, cellista y violinista respectivamente. Dos hermanos que no venían del palo del rock y a quienes Charly bautizó como “los Braile” porque eran capaces de leer una partitura a primera vista.
Para ese momento, la relación de la banda ya estaba agotada. “Era notorio que el grupo estaba pinchado, cansado de las idas y venidas de Charly y con escasa cohesión”, escribió Sergio Marchi, periodista que siguió de cerca a García durante esos años, en su libro “No Digas Nada”.
Los ensayos caóticos (y a horas cada vez más ridículas) y las rispideces que generaba la posible incorporación de Juan Bellia no ayudaban. “En Unplugged hubo riesgo quirúrgico”, sintetizó “Zorrito” Von Quintiero.
Una de las muestras de la manera en que se manejaba García con su banda quedó documentada en “Qué es un Long Play”, el libro autobiográfico de Fernando Samalea. “El líder”, como lo llama el autor, obligó al grupo a ensayar en el living de su departamento en Barrio Norte en vez de hacerlo en una sala tradicional.
En el concierto grabado en Miami, el astro del rock argentino estuvo acompañado por María Gabriela Epumer, en guitarra; Fabián Quintiero, en teclados y bajo; Fernando Samalea, en batería; Erika Di Salvio, en violín; y Ulises Di Salvio, en cello.
La mezcla del disco fue realizada por Joe Blaney, el estadounidense responsable del innovador «Clics Modernos» y su presentación oficial en Buenos Aires se produjo sobre fines de ese año en el porteño Teatro Gran Rex.