A 25 AÑOS DE ESTA ENORME OBRA MUSICAL
Se cumplen 25 años de la salida del sexto álbum de Andrés Calamaro, titulado Honestidad Brutal. Y como su nombre lo indica, fue un trabajo largo (37 canciones), pero que muestra al músico en una faceta de transparencia y en una especie de sana despedida, influenciado por sus conflictos afectivos y la clara inestabilidad emocional.
En una entrevista de 1998, El Salmón da a conocer cómo se fueron formando algunas de las canciones de este trabajo, que se concretó poco tiempo después de la separación definitiva de Los Rodríguez. En el estudio de grabación, Calamaro canta y graba “No tan Buenos Aires”, que muestra las vivencias recientes.
“Porque una ciudad además de cemento es carne y además es hueso”, dice parte de la letra. “Pero no me importa nada, Buenos Aires es mía y no la cambiaría. Me la quedo con toda su porquería y el misterio de vivir aquí”, sigue.
Calamaro en este trabajo le canta a Madrid, Nueva York y Buenos Aires, las ciudades que marcaban su vida hasta ese entonces. El Salmón se había separado de Mónica, con quien tuvo una relación de 10 años y eso en el disco se notó.
Andrés Calamaro había emigrado a España buscando un mejor futuro. Y lo estaba consiguiendo con el éxito de Los Rodríguez, con letras que encajaron bien en el colectivo ibérico. “Cuando llegamos a España nos parecía un paraíso. Después se nos hizo difícil, pero con un poco de paciencia comprobé que puede ser una pista. Nadie te garantiza que vas a volar, pero al menos puedes carretear. En la Argentina se hace difícil tomar carrera”, señaló en ese momento.
Los Rodríguez fueron furor en España. Calamaro, junto a Ariel Rot y tres músicos españoles, conquistaron la puerta de Europa, principalmente con Sin Documentos, su canción más importante. Por otra parte, la canción Mi Enfermedad, escrita por El Salmón, pero popularizada por Fabiana Cantilo fue la banda sonora del debut de Diego Maradona en Sevilla en 1992. Pero años después, Los Rodríguez entraron en crisis.
No se puede decir que “Honestidad brutal” es un disco conceptual, no hay necesariamente un hilo conductor que aúne a todas las canciones de la placa, aunque sí hay algunas temáticas que se repiten: la soledad, las menciones a las drogas, el desamor y los mensajes a una mujer que se fue, siempre hablando en primera persona. Pero lo cierto es que, en tiempos de singles y canciones sueltas, a la distancia, un álbum de 37 canciones parece una declaración de principios. “La paradoja de adelantarse a las cosas es la soledad en la vanguardia”, dijo Calamaro.
“Honestidad brutal” no será un disco conceptual, pero es ciertamente una obra para apreciar en su totalidad, una de esas que cada vez son menos frecuentes. Una obra enorme -en todo el sentido de la palabra-, en la que aflora un Calamaro ecléctico y multifacético: Desde la balada clásica de “Clonazepán y Circo”, pasando por el fanky “Más Duele”, las guitarras furiosas de “Paloma”, el tango de “Jugar con fuego” junto al maestro Mariano Mores o un incipiente rap en el final de “La parte de adelante”.
Pero lo más destacable de Calamaro no es interpretar esa variedad de géneros, sino hacerlo con la tranquilidad de seguir siendo inconfundiblemente él. De ser un artista que se mueve como un péndulo de un lado al otro en todo el espectro de la música popular y que es capaz de colaborar con músicos tan diversos como Pablo Lescano, Miranda!, Joaquín Sabina, Alejandro Sanz o Enrique Bunbury y hacerlo con total naturalidad.
Al respecto, Calamaro declaró: “Abrazo los estilos con humildad y reconciliado con la música bonita o la roñosa. El rock todo lo abarca, hasta las flautas traveseras y los sintetizadores alemanes. No buscamos el aplauso, ni la fortuna, ni la aprobación de Mark Fisher: gustar y ofender es un buen equilibrio”