PASAR DE LA CENSURA AL CRECIMIENTO MUSICAL
A pesar del plan sistemático de aniquilación que se llevó a cabo entre 1976 y 1983, a través de la censura, persecución, tortura, desaparición y muerte, el rock construyó una vanguardia musical de protesta, clandestinidad y resistencia, logrando reconfigurar la esencia de la música popular.
A mediados de los años ’70, el rock argentino incorporó códigos metafóricos en sus letras para hacerle frente a una sociedad opresora y genocida. La escena rockera comenzaba a alzar su voz a través de panfletos que hacían referencia al amor, la censura y héroes imaginarios.
El 24 de marzo de 1976, la dictadura cívico-militar-eclesiástica inauguraba una etapa sangrienta y oscurantista orientada a “reestructurar” el rumbo del país, lo que significó modificar plenamente la estructura social, política, económica y cultural de la República. En lo que respecta al rock y la música popular se emplearon en su contra medidas como la prohibición de ciertas canciones y músicos nacionales, latinoamericanos e internacionales, lo que posibilitó abrir otra página de censura, la peor. Se ejerció un poder autoritario y devastador a través de la tortura y la desaparición forzosa de personas vinculadas al modelo de liberación nacional, entre ellos, obreros, militantes, sindicalistas, intelectuales, artistas y periodistas.
Frente a aquella coyuntura, las bandas y los seguidores generaron un circuito de recitales clandestinos. Otro pilar de la trinchera cultural fue la incidencia de revistas como la Expreso Imaginario, que no sólo brillaba por su carta de lectores u opiniones sobre bandas de rock y la canción popular, sino también por la información sobre ecología y notas de opinión contra las monopolizaciones. En tanto, la Revista Crisis hizo lo suyo pero desde un abordaje más intelectual popular y latinoamericano.
El historiador Sergio Pujol en su libro “Rock y Dictadura” (Crónica de una generación 1976-1983), explica que “no se podía ser militante social, ni dirigente estudiantil, ni simpatizante político. Nos quedaba ser rockeros o irnos del país”. “A la canción comprometida con la acción política, como en el caso de Mercedes Sosa o Roque Narvaja se les sumaba una nueva estética y espíritu cultural”.
Algunos músicos y militantes y, en algunos casos músicos militantes, tuvieron que exiliarse. Así, Charly García y David Lebón comenzaron a construir, durante 1978 en Buzios (Brasil), lo que conocemos como Serú Giran, o bien el caso de Lito Nebbia, quien se exilió el mismo año en México, y la lista continúa…
Hacia 1978, los centros clandestinos de detención llegaban a 364. Ese mismo año, el país fue sede del mundial de fútbol, una estrategia de Videla y sus secuaces para tapar un poco el genocidio que se estaba llevando a cabo y demostrarle al mundo que en Argentina éramos “Derechos y Humanos”. Muchos fueron cómplices de la dictadura y otros tantos ocultaron que a pocas cuadras del Monumental de Núñez, en lugares como la ESMA, se subía el volumen de alguna radio en la que sonaba un rock o un partido de la selección, utilizando ese fuerte y cómplice sonido para tapar la picaneada a los detenidos.
Hacia finales de los setenta, canciones de artistas como León Gieco, Luis A. Spinetta y Charly García eran prohibidas por el COMFER, realidad totalmente opuesta a la que se dio hasta hace unos años atrás, donde la mutilada AFSCA brindaba un 2% de su presupuesto al Instituto Nacional de la Música (INAMU) – hecho que fue posible gracias a la hoy casi extinta Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual-.
La derrota en Malvinas significó el fin inminente del gobierno militar. A medida que la represión se disipaba, la sociedad se agrupaba para aclamar “libertad” y los Violadores, banda liderada por Pil Trafa, se animaban a entonar “represión a la vuelta de tu casa, represión en el kiosco de la esquina, represión en la panadería, represión 24 horas al día”.
Un nuevo sujeto estaba naciendo desde las asimetrías de la sociedad, luego de convivir frente a la locura, desaparición y muerte… “Que un sueño acabó ya te dijeron pero no, que todos los sueñitos no” (Pura suerte, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, demo 1982).
A continuación, compartimos algunas de las canciones que fueron prohibidas:
Hipercandombe (La Máquina de hacer Pájaros/ álbum Películas-1977)
Canción de Alicia en el País (Serú Girán/álbum Bicicleta, 1980)
Humanos (Quieren llamarse ellos) (Pastoral, álbum Humanos, 1976)
Kamikaze (Luis A. Spinetta, álbum Kamikaze, 1982)
Los dinosaurios (Charly García, álbum Clics modernos, 1983)
Ellos Son (Los Violadores, álbum Y Que Dios Nos Perdone,
Pensé que se trataba de Cieguitos (Los Twist, álbum La dicha en movimiento, 1983)
La Historia Ésta (León Gieco, álbum IV, 1978)
Botas locas Sui Generis compartimos la letra :
Yo formé parte de un ejercito loco
Tenía 20 años y el pelo muy corto
Pero mi amigo hubo una confusión
Porque para ellos el loco era yoEs un juego simple el de ser soldado
Ellos siempre insultan, yo siempre callado
Descanse muy poco y me puse malo
Las estupideces empiezan tempranoLos intolerantes no entendieron nada
Ellos decían guerra, yo decía no gracias
Amar a la patria bien, nos exigieron
Si ellos son la patria yo soy extranjeroYo formé parte de un ejercito loco
Tenía 20 años y el pelo muy corto
Pero mi amigo hubo una confusión
Porque para ellos el loco era yoSe darán cuenta que aquel lugar
Era insoportable para alguien normal
Por eso me dije basta de quejarme
Yo me vuelvo a casa y decidí largarmeLes grite bien fuerte lo que yo creía
Acerca de todo lo…