DESDE SUS COMIENZOS REBELDES HASTA SU EVOLUCIÓN CONTEMPORÁNEA
Más que un género, el rock nacional es una expresión profunda de la cultura argentina. Desde sus comienzos rebeldes hasta su evolución contemporánea, marcó a generaciones, acompañó crisis, celebró libertades y nunca dejó de reinventarse.
Hablar de rock nacional en Argentina es hablar de identidad. Es repasar la historia de un país a través de acordes eléctricos, letras poéticas, y una intensidad emocional pocas veces vista en otras escenas musicales del mundo hispanohablante.
Los comienzos: identidad en construcción
Todo comenzó a fines de los años 60, cuando un grupo de jóvenes decidió cantar en castellano. Los Gatos, con “La balsa”, dieron el puntapié inicial. Le siguieron Almendra, Manal, Vox Dei, entre otros. En medio de un país en plena ebullición política, social y cultural, el rock fue el vehículo perfecto para canalizar las inquietudes de una juventud que buscaba un lenguaje propio.
Estos pioneros rompieron con el molde del rock anglosajón y comenzaron a hablar de lo que ocurría en los barrios, en las calles, en la vida cotidiana. Fue el nacimiento de una música urbana, pensante, existencial y profundamente argentina.
Década del 70: arte y resistencia
La música también se volvió un refugio. En plena dictadura militar (1976-1983), los recitales de rock eran uno de los pocos espacios donde los jóvenes podían sentirse libres. Las metáforas y los mensajes velados reemplazaron al discurso directo, y la guitarra eléctrica se convirtió en una trinchera simbólica contra el autoritarismo.
Los 80: explosión, democracia y estadios
Con el regreso de la democracia, el rock nacional vivió su primera gran masificación. Bandas como Soda Stereo, Virus, Los Abuelos de la Nada, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Riff y Sumo marcaron un antes y un después.
Fue una década donde la música salió del under y tomó las grandes ligas. Hubo videoclips, giras por América Latina, discos históricos como “Clics modernos” o “Signos”, y un público que se multiplicó en cada show. El rock era la banda sonora de una generación que volvía a soñar.
Los 90: independencia, fusión y nuevas voces
La escena se diversificó. Surgieron bandas como Los Piojos, La Renga, Los Caballeros de la Quema, Divididos, Attaque 77 y Babasónicos, cada una con una propuesta única. Se mezclaron géneros como el reggae, el punk, el funk y el folklore.
La autogestión y los sellos independientes ganaron protagonismo. Mientras algunos apostaban al sonido internacional, otros profundizaban lo barrial, lo popular, lo visceral. El rock argentino seguía latiendo en los márgenes, pero también ocupando los escenarios más grandes del país.
Siglo XXI: crisis, transformación y herencia viva
A partir del 2000, el contexto cambió. La crisis económica, la tragedia de Cromañón y la aparición del reguetón y el trap modificaron los hábitos de consumo. Sin embargo, el rock argentino no desapareció. Andrés Calamaro, Fito Páez, Las Pelotas, Ciro y los Persas y nuevos nombres como El Mató a un Policía Motorizado o Conociendo Rusia siguen demostrando que el género puede reinventarse sin perder su esencia.
.Las plataformas digitales, los vinilos que regresan, los documentales en Netflix, los tributos y los festivales mantienen viva la llama. Porque el rock nacional ya no es solo música: es parte del ADN cultural argentino.
10 discos clave del rock nacional (para entender su historia):
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«La balsa» – Los Gatos (1967)
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«Almendra I» – Almendra (1969)
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«Artaud» – Pescado Rabioso (1973)
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«Peperina» – Serú Girán (1981)
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«Clics modernos» – Charly García (1983)
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«Signos» – Soda Stereo (1986)
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«Giros» – Fito Páez (1985)
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«Luzbelito» – Los Redondos (1996)
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«Acariciando lo áspero» – Divididos (1991)
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«Alta suciedad» – Andrés Calamaro (1997)