EL ARTISTA EMERGENTE ACABA DE ESTRENAR «NADIE NOS MIRA», EL NUEVO CORTE ADELANTO QUE REPRESENTA LO MÁS POP DE SU ÁLBUM SOLISTA Y EL PRIMER CAPÍTULO DE UNA HISTORIA DE AMOR QUE SE DESARROLLA A LO LARGO DE ÉL.
Tras un largo período de selección junto al productor Agustín Mongelli, comienza a tomar forma el primer material discográfico de Esteban Martínez, que incluye nueve tracks y desmenuza junto al sello Ultrapop. Empezando con «Seguir Bailando», a mediados del año pasado, y continuando con la canción y el videoclip que llevan el nombre del disco «Big Bang».
Esta etapa le permite brindar un show en La Tangente con banda completa y capturar registros audiovisuales de primer nivel. Posteriormente viaja a presentar los temas en diferentes espacios artísticos de Madrid y Barcelona.
A comienzos del 2020 libera «Puentes» y «Eclipse»; para sumergirse a fines de junio en el estreno de «De Frente». Actualmente disfruta de la presentación oficial de «Nadie Nos Mira», sexto adelanto de Big Bang que llega a todas las tiendas digitales.
¿En qué momento te encontró Nadie Nos Mira?
La canción fue publicada recientemente, pero tiene varios años en mi vida. Apareció, como tantas otras, de jugar con el instrumento.
Componer, primero, es improvisar y jugar. Luego desarrollar y establecer, de alguna manera, eso que aparece en el juego. Creo que en aquel momento me obligué a componer en modo mayor porque en general se me da más fácilmente desde armonías menores. Así que fue un poco eso.
La letra tardó en llegar y quedó abierta hasta el momento de ir a registrarla al estudio.
¿De qué manera influyó la incorporación de los músicos en la composición y ejecución?
Influyó y sigue influyendo porque no toco la canción de la misma manera cuando estoy solo. En ese caso, mi guitarra tiene que cumplir el rol de la banda. Es decir, debe llevar el tempo y completar la armonía para poder cantar.
Tocar con la banda me permite subir el tempo de la canción y, de alguna manera, mi guitarra adquiere un rol mucho más sutil porque el tempo y la armonía ya son defendidos por el resto de los instrumentos.
Cabe mencionar que en la versión que quedó registrada en el disco fue muy importante la intervención de mi gran amigo Lucas Sedler, ex Memphis. Le aportó variedad de recursos armónicos para embellecer la canción, así como su incomparable musicalidad y la del resto de los integrantes que participaron de la grabación. Cada uno con infinitos detalles que hacieron el todo.
¿Cómo viviste ese primer encuentro en el estudio?
La verdad que bastante nervioso porque las sesiones de «Nadie Nos Mira» fueron las primeras de todo el disco. Desde la maqueta, el tema ya sonaba «redondito», así que decidimos empezar por ahí. De alguna manera, la idea era poner en juego todo el sistema con el que luego íbamos a grabar el resto de las canciones. Resultó un alivio total saber que había dado con las personas correctas para la tarea.
Con el correr de las sesiones me fui relajando cada vez más y disfrutando la instancia del proceso. Empecé a sentir que me había preparado toda mi vida para estar a la altura de las circunstancias.
¿Qué buscaste transmitir a la gente?
La primera frase melódica que apareció fue «Voy a tener que confesarte…», así que tuve que ponerme a buscar qué quería confesar la canción. De esa manera se me empezó a armar en la cabeza una historia de seducción.
La letra intenta describir esos momentos iniciales, cuando comenzamos a tener una historia con alguien que nos flashea y estamos desbordados por el placer de sumergirnos en lo sensorial con el otro. Hay algo de la vulnerabilidad que me parece interesante, como que en determinado momento el amor nos sorprende y nos damos cuenta que hemos bajado la guardia y ya fue. Que vale la pena volver a ser inocentes y disfrutar el momento intensamente, sin que importe demasiado qué vendrá después.
Creo que el tema respira una sensualidad juguetona, y sofisticada a la vez, tanto desde lo musical como en la letra.
Hablemos de los pros y contras de ser solista al momento de lanzar un material o preparar un concierto.
¡Gran tema este! Ahora me estoy presentando como solista, pero antes de eso he formado parte de bandas. Más o menos desde mis 13/14 años, así que conozco ambos lados del mostrador.
Lo que estoy sintiendo ahora como solista es una gran y total libertad. Desde la concepción de las canciones, la comunicación posterior de las mismas y su parte performática a la hora de dar un show.
Estar en una banda es muy complejo, por donde los mires. Cada uno de los integrantes tiene distintos intereses puestos en juego, distintos tiempos internos y distintas formas de encarar los aspectos que conlleva tener un proyecto musical. Si mágicamente funciona bien, puede ser espectacular, sino puede ser algo que te impida avanzar.
En los grupos en los que estuve anteriormente, quizás por ser compositor, cantante y productor, siempre terminaba en una especie de liderazgo. Muchas veces me encontré intentando dar pelea solo, cuando en realidad era parte de una banda. Hasta que, luego de que mi último proyecto colectivo se disolviera, me puse a componer para mí y lo primero que sentí fue un gran alivio.
Siendo solista puedo hacer lo que quiera musicalmente y explorar cualquier estilo que me interese. En ese sentido, me hace sentir pleno a nivel creativo, no hay límites.
Como decía antes, ya estoy bastante acostumbrado ser «el motor» del proyecto, y está bueno saber que en algún punto no dependo de nadie más que de mí; con toda la responsabilidad y autoexigencia que eso conlleva. No implica hacer todo solo, porque eso es francamente imposible. Sino que uno tiene la libertad de poder asociarse con las personas que considera y en el momento que corresponde. De ninguna manera podría llevar este proyecto adelante si no fuese por el equipo de músicos, técnicos y especialistas en materia de comunicación de quienes aprendo constantemente.
El otro gran tema de los proyectos emergentes es el presupuesto y estar en una banda tampoco te garantiza que lo haya; o que todos estén dispuestos a invertir. Que cada quien saque sus propias conclusiones.
¿Qué representa la música en tu vida?
A esta altura, un montón. Sigue siendo mi juego preferido, probablemente la mejor compañía; mi mejor canal de expresión y de concreción creativa.
La música tiene mucho de inexplicable. Poder manipular esa materia misteriosa para llegar a lugares personales, me hace sentir íntimamente poderoso. Hago música porque puedo y quiero, porque la disfruto en el cuerpo.
Hay algo de la trascendencia de las canciones, más allá de la propia vida de uno, que es muy seductor también. Gran afirmación de la existencia el acto creativo.
¿Cuáles son los objetivos para los próximos meses?
En pocos días vamos a estar rodando junto a la directora Laura Manson el videoclip para «Nadie Nos Mira», cuestión que seguramente nos mantendrá entretenidos hasta los últimos días de este 2020 y los primeros del 2021.
Luego lo mejor que nos podría pasar es que la situación sanitaria vaya tendiendo hacia una «nueva normalidad» en la cual podamos volver a tocar sin problema. Veremos qué opciones aparecen con el correr de los primeros meses.
Y, más allá de los shows en vivo, aún me quedan 3 canciones de este primer disco solista para presentar en sociedad. Mientras tanto estoy juntando ideas para el segundo álbum.